5 signos del TEA y cómo trabajar con personas en el espectro

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un diagnóstico que engloba a personas con distintos grados de autismo y que afecta a la manera en que una persona entiende la realidad y se relaciona con los demás. Aunque cada individuo es único, hay ciertos signos comunes que pueden indicar la presencia de TEA. Aquí te hablamos sobre cinco de ellos y te damos algunos consejos prácticos para trabajar con personas que tienen este diagnóstico. 

A lo largo de este blog hablaremos de:  

  • Dificultades en la Interacción Social 
  • Intereses Restringidos e Intensos 
  • Comunicación Literal y Directa 
  • Problemas de Integración Sensorial 
  • Rutinas y Rigidez en el Pensamiento 

Trabajar con personas con TEA puede ser una experiencia muy enriquecedora. Al comprender sus desafíos y adaptar nuestro enfoque, podemos darles herramientas para alcanzar su máximo potencial y crear un ambiente más inclusivo y comprensivo para todos y todas. Recuerda siempre ser paciente, tener empatía y querer aprender junto a ellos y ellas. ¡Cada pequeño paso cuenta! 

Símbolo de la aceptación y derechos autismo

Dificultades en la Interacción Social

Las personas con TEA a menudo tienen dificultades para entender las normas sociales, como el lenguaje corporal, las expresiones faciales y los turnos para hablar. Pueden parecer socialmente insensibles, aunque no sea su intención. 

Es fundamental recordar que cada persona con TEA es única y presenta características diferentes. El estereotipo que más se conoce rara vez se corresponde con la realidad de cada individuo. En general, estas personas tienen una inteligencia normal o superior y pueden poseer habilidades por encima de la media en áreas específicas.  

También presentan un estilo cognitivo distinto, caracterizado por un pensamiento lógico, concreto e hiperrealista. Por este motivo, tienen problemas a la hora de entender normas y convenciones sociales, puesto que no siempre son obvias ni lógicas, lo que a menudo resulta en problemas a la hora de relacionarse con otras personas. 

Este trastorno no es evidente a simple vista. Muchas veces se manifiesta de forma sutil, con comportamientos que pueden ser fácilmente malinterpretados como egocentrismo o mala educación, generando dificultades tanto para la persona como para sus familiares.  

Algunos signos comunes son: 

Dificultad para comprender y expresar sentimientos
Tienen problemas para identificar sus propias emociones y expresarlas. Además, como les es difícil comprender el lenguaje corporal y las expresiones faciales les puede costar reconocer lo que sienten otras personas.
Dificultades con el lenguaje corporal
No se expresan con el mismo lenguaje corporal que las personas fuera del espectro. Se apoyan más en la expresión verbal para transmitir un mensaje, por lo que les cuesta interpretar señales no verbales como gestos y expresiones faciales.
Dificultades con el contacto visual
Que no sean capaces de mantener contacto visual es una generalización. Les cuesta regular el contacto visual, puesto que es una convención social muy complicada. Lo habitual es que hagan demasiado contacto visual, lo eviten, o lo ensayen para tener unos tiempos a los que adecuarse.
Intereses específicos y obsesivos
Pueden tener intereses muy restringidos y obsesivos, además de pensamientos rumiantes y en bucle.
Habla y entonación
Es frecuente que se asocie el TEA a un tono monótono, pero al margen de esto, también son señal otros patrones de habla no normativos, como la ecolalia, cambios repentinos en el acento, entonaciones planas o que no se corresponden con el mensaje, dificultades a la hora de regular el volumen de la voz...
Interocepción y propiocepción pobres
Estos término se refiere a la capacidad para sentir el propio cuerpo y su ubicación en el espacio. Se relaciona con una mala coordinación o aparente torpeza. Al no poder identificar dónde están las partes de su cuerpo tienen problemas con la motricidad fina y gruesa. Además, les cuesta saber cuándo tienen necesidades fisiológicas como el hambre o cuándo están sintiendo dolor.
Rigidez de comportamiento
Tienen un sistema mental muy estructurado en el que se apoyan para su regulación emocional. Cuando una expectativa o planificación cambia de forma repentina les desestabiliza mucho porque pierden ese apoyo emocional integral. Este es el motivo de que muestren rutinas rígidas y patrones de comportamiento repetitivos.
Comportamientos autoestimulatorios
También conocido como stimming, son movimientos, sonidos, vocalizaciones o pensamientos repetitivos que utilizan como herramienta para gestionar la estimulación que reciben. Un ejemplo común son balanceos o el aleteo en las manos. Las personas con TEA son especialmente sensibles a los estímulos sensoriales de su alrededor y les cuesta mucho integrarlos. El stimming es una forma de autorregularse en situaciones estresantes de sobrecarga sensorial o de falta de estimulación.
Problemas de integración sensorial
Se relaciona con lo que ya hablábamos en el apartado de la interocepción y propiocepción, pero además tiene que ver con cómo reciben los estímulos sensoriales. Tienen problemas a la hora de regularlo, por lo que puede ser abrumador hasta el punto de resultar doloroso y poder causar un colapso (también llamado meltdown).
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Se suele detectar con frecuencia en la infancia, sobre todo en niños, porque suelen mostrar los síntomas más estereotípicos. Sin embargo, tanto los niños como las niñas pueden tener TEA y es importante comprenderlo para poder lograr diagnósticos más tempranos y evitar que estas personas crezcan sin el apoyo que necesitan. Este es el motivo por el que, hoy en día, existen muchos diagnósticos tardíos en mujeres y colectivos que se salen del perfil estereotípico, pese a haber mostrado señales de autismo (si bien menos conocidas, y, por lo tanto, pasadas por alto) desde la infancia. 

A la hora de intervenir ten en cuenta:  

Intereses Restringidos e Intensos

Un signo común del TEA es el tener intereses muy intensos y restringidos. Pueden pasar mucho tiempo hablando o pensando en un tema específico, a veces hasta el punto de excluir otras actividades.  

Estos intereses pueden contar con una magnitud muy amplia y se les llama intereses especiales. Pueden durar años o acompañar a la persona toda la vida.  

Los intereses especiales son tantos como personas con TEA. Algunos frecuentes son los insectos, una película/serie/libro específico, los dinosaurios o el océano. Se relacionan con la rigidez de comportamiento puesto que son una temática a la que acuden de forma repetitiva como fuente de estabilidad y bienestar emocional.  

Una buena forma de conectar con las personas con TEA en el ámbito de la intervención es buscando conexiones entre el trabajo que estamos haciendo y alguno de sus intereses especiales.  

Además de estableciendo conexión con sus intereses, otra cosa a tener en cuenta en el ámbito de la intervención son los mitos que existen respecto al autismo: 

  • Falta de Empatía: Puesto que les cuesta leer las expresiones faciales o el subtexto puede parecer que no empatizan con otras personas. Esto es falso, las personas con TEA pueden llegar a experimentar una empatía muy por encima de la media y tener dificultad a la hora de separar sus sentimientos de los de los demás. Los niveles de empatía dentro del espectro varían tanto como los de las personas fuera del espectro.  
  • Deseo de soledad: Puede parecer que prefieren estar solos/as, pero muchas veces el aislamiento es una forma de reducir estímulos y gestionar la sobrecarga sensorial de ciertas situaciones. La mejor forma de identificar si una persona con TEA quiere estar sola o no es preguntarlo de forma directa. 
  • Dificultad para hacer amigos/as: Les cuesta entablar amistades con personas fuera del espectro o personas con estilos de comunicación/intereses distintos a los suyos. La incompatibilidad en patrones de comportamiento, o forma de transmitir las emociones son las principales barreras que experimentan. 

Comunicación Literal y Directa

Las personas con TEA entienden el mundo de una forma hiperrealista y extremadamente lógica, por lo que suelen tomar las cosas de manera literal y pueden tener dificultades para entender el humor o las insinuaciones. Socialmente, las personas con autismo a menudo tienen dificultades para encajar en grupos sociales normativos debido a sus interacciones sociales ingenuas y a veces inapropiadas.  

A pesar de sus deseos de establecer relaciones interpersonales, muchos sienten frustración y desánimo cuando no lo logran. 

En términos de habilidades motoras, es frecuente que presenten problemas tanto en la motricidad gruesa como fina, lo que se traduce en movimientos torpes y descoordinados, así como en posturas inusuales.  

A la hora de elaborar intervenciones en el ámbito TEA, es recomendable tener en cuenta elementos como la literalidad, lenguaje figurado y la rigidez de comportamiento:  

Problemas de integración sensorial

La mayoría de personas con autismo tienen problemas con el procesamiento de estímulos sensoriales en algún nivel. Esto significa que la interacción con ciertos estímulos de carácter sensorial (tacto, gusto, vista, oído…) puede causarles sensibilidad extrema como mínimo, o malestar intenso hasta el punto de un colapso.  

Es importante que, durante los colapsos, también conocidos como meltdown se saque a la persona de un entorno o situación que puede estar causándolo. También hay que saber que durante un colapso puede haber comportamientos como tirarse del pelo o golpearse, en estas situaciones hay que evitar reaccionar con agarres poco seguros, forcejeo o tirar a la persona al suelo para inmovilizarla. Muchas de estas actuaciones dan lugar a asfixias, estrangulamientos y lesiones para la persona, además de que la restricción puede ser extremadamente traumática para quien la experimenta. 

En la actualidad, cada vez más espacios están introduciendo ambientes seguros para las personas con TEA, por ejemplo, en Carrefour han implantado una hora silenciosa en la que se reduce la cantidad de estímulos en el espacio.  

Lo que podemos hacer desde la intervención es conocer los estímulos que le producen malestar a la persona en concreto, puesto que varían mucho de individuo a individuo, y encontrar formas de evitarlos, minimizarlos o adaptarlos para que produzcan el mínimo malestar posible. Por ejemplo, evitar aglomeraciones donde habrá mucho ruido, utilizar gafas de sol cuando los estímulos visuales son demasiado brillantes, cambiar la preparación de una comida para que la textura no sea incómoda…  

También hay que tener en cuenta que la terapia de exposición o de choque frente a los problemas de integración sensorial no funciona para personas con TEA y que puede derivar en trauma.  

Rutinas y Rigidez en el Pensamiento

¿Qué causa el autismo? Al igual que otros trastornos como el espectro autista, las causas exactas del TEA aún no se comprenden completamente. Sin embargo, se sabe que el cerebro autista funciona de manera diferente al de alguien sin este trastorno. 

Esta diferencia en el funcionamiento neurológico se relaciona con una necesidad que ya hemos mencionado, la de establecer rutinas y una estructura, puesto que para una persona con TEA es un mecanismo muy importante de apoyo y autorregulación.  

Por este motivo, los cambios repentinos de planes, rotura de expectativas, modificaciones de la rutina o intromisión en sus sistemas de autogestión les pueden causar un colapso o malestar. 

En definitiva, lo que más les beneficia en el día a día es adherirse a las estructuras que ya conocen y rutinas consistentes tanto como sea posible. Informar con antelación sobre cualquier cambio en la rutina es muy importante, usar calendarios visuales o listas para ayudar a anticipar cambios y validar emocionalmente su necesidad de estructura. 

Si bien es verdad que podemos trabajar en la flexibilidad de forma gradual, exponiéndoles a pequeños cambios en la rutina, hay que recordar que el objetivo no es que desaparezca esa necesidad de estructura, puesto que es algo neurológico que no se puede cambiar. Nuestra misión es dar herramientas para ganar adaptabilidad a los cambios que van a vivir a diario y aportar formas de autogestión emocional. 

Trabajar estos desafíos, combinados con el apoyo y los servicios adecuados, contribuye a que las personas con TEA puedan desempeñarse mejor, así como desarrollar sus fortalezas.  

A través de preparación y formación en cursos como el Experta/o en Trastornos del Espectro Autista: diagnóstico, intervención e inclusión social, se encuentran pautas claras sobre cómo podemos mejorar la vida de las personas con TEA a través de algunas prácticas sencillas pero efectivas.  

Primero, es vital que utilicemos un lenguaje claro y directo cuando nos comunicamos. Nada de metáforas ni sarcasmos que solo pueden llevar a malentendidos. La claridad en la comunicación es clave para evitar confusiones. 

Además, las personas con TEA suelen sentirse más cómodas en entornos predecibles. Por eso, es muy útil establecer y seguir rutinas diarias. Este tipo de estructura les da una sensación de seguridad y les permite desenvolverse mejor en su día a día. 

En cuanto a las habilidades sociales, es importante ayudar a desarrollarlas de manera práctica. Juegos de roles y otros métodos pueden ser muy útiles para enseñarles habilidades sociales básicas. Siempre es bueno ofrecer retroalimentación positiva para que se sientan motivación y seguridad de sí mismos/as. 

Otro aspecto crucial es apoyar sus intereses específicos. Permitir que se enfoquen en lo que les apasiona puede ser una gran fuente de motivación y orgullo. Siempre que sea posible, integra estos intereses en actividades educativas y sociales. Esto no solo les ayuda a aprender más sobre lo que les gusta, sino que también puede mejorar su interacción social. 

El entorno sensorial también juega un papel importante. Observa cómo reaccionan a diferentes estímulos sensoriales y ajusta el entorno para minimizar el estrés. Por ejemplo, si son sensibles al ruido, asegúrate de que tengan acceso a un lugar tranquilo donde puedan retirarse cuando lo necesiten. 

Fomentar la autonomía es otro punto fundamental. Ayúdales a desarrollar habilidades que les permitan ser más independientes, como gestionar sus propias rutinas y tomar decisiones. Esto les dará una mayor sensación de control sobre sus vidas y les preparará mejor para enfrentar diferentes situaciones. 

No podemos olvidar el apoyo emocional. Crear un entorno de apoyo y comprensión, donde se sientan escuchados/as y comprendidos/as, es esencial. Escucha sus preocupaciones y proporcionales orientaciones emocionales para que sepan que no están solos/as. 

Recordemos que el TEA es una condición compleja y afecta a cada persona de manera diferente. Sin embargo, con el apoyo adecuado, pueden superar muchos desafíos y llevar una vida plena y satisfactoria.  

La clave está en entender sus necesidades únicas y proporcionarles un entorno donde puedan desarrollar sus habilidades y talentos al máximo. 

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