El campo del Trabajo Social se caracteriza por su compromiso con la justicia social, la promoción del bienestar humano y la defensa de los derechos de las personas más vulnerables en la sociedad.
El trabajo social una profesión que requiere una combinación única de habilidades, cualidades y valores para abordar eficazmente las complejas necesidades de las personas y comunidades. Consideramos que es importante explorar algunos de los pilares fundamentales que consideramos esenciales para entender mejor a esta profesión.
A medida que exploramos cada uno de estos pilares, desde la empatía y la capacidad de escucha activa hasta la colaboración interdisciplinaria, examinaremos cómo se interrelacionan y se aplican en el contexto del trabajo práctico y la toma de decisiones éticas.
Contenido:
- Empatía
- Escucha Activa
- Respeto y dignidad
- Compromiso con la Justicia Social
- Colaboración Interdisciplinaria
Empatía
La empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás. Dentro del sector social, la empatía es fundamental para establecer relaciones significativas con las personas que tratamos y comprender sus experiencias desde su perspectiva.
Imagina a una trabajadora social que, al encontrarse con un adolescente que lucha contra la depresión, no solo escucha sus palabras, sino que también se implica en sus emociones. Esta profesional reconoce el dolor y la confusión del adolescente como propios, lo que le permite ofrecer un apoyo genuino y comprensivo.
Al demostrar empatía, podemos fomentar la confianza y la colaboración de las personas con las que trabajamos, creando un entorno de apoyo donde sientan compromiso y valoración.
La empatía es fundamental en el trabajo social, ya que permite a las personas profesionales conectar con las personas usuarias a las que sirven. La habilidad para comprender y compartir los sentimientos de las personas usuarias genera un sentido de confianza y apoyo en la comunidad.
Esto cobra especial importancia en entornos donde las personas pueden enfrentarse a desafíos emocionales, económicos o de otros aspectos.
La empatía en el trabajo social contribuye a establecer relaciones sólidas y duraderas y también puede fomentar un ambiente de colaboración y mutua comprensión. Al mostrar empatía, las personas profesionales del trabajo social validan las experiencias de las personas y demuestran un genuino interés por su bienestar.
Asimismo, la empatía puede contribuir a derribar barreras y reducir el estigma en la comunidad. Cuando las personas profesionales muestran comprensión y empatía hacia las luchas de los demás, se promueve un ambiente de aceptación y apoyo mutuo, lo que puede tener un impacto positivo en la salud emocional y el bienestar general de la comunidad.
Escucha Activa
La escucha activa es uno de los principios más importantes y difíciles del proceso comunicativo, lo cual nos facilita la interpretación de estos mensajes. Esta implica prestar atención completa a lo que nos comunican, tanto a las palabras, como a las emociones y expresiones no verbales.
En el trabajo social, es fundamental incorporar la habilidad de saber escuchar. Implicaría tener una función básica durante la atención a las personas usuarias.
Este enfoque nos permite identificar las necesidades de las personas usuarias o sus demandas, además de ofrecerles alternativas de calidad para abordar sus problemáticas. La empatía es otra herramienta esencial que nos ayuda a entender la perspectiva de la persona que estamos asistiendo. La asertividad también juega un papel crucial al crear un ambiente de comunicación seguro y de confianza, donde respetamos las circunstancias individuales de cada persona.
Además, la comunicación no verbal proporciona valiosos datos; de hecho, según personas expertas, el 70% del mensaje que transmitimos proviene de señales no verbales. Las técnicas de escucha activan tienen sus raíces en el trabajo del psicólogo estadounidense Carl Rogers y su enfoque en reformular la relación terapéutica entre el profesional y el paciente. Este autor creía que la terapia era más efectiva cuando el terapeuta practicaba una escucha empática, siendo capaz de entender la experiencia del paciente desde su perspectiva.
La escucha activa contribuye a tener conversaciones más significativas y profundas. Al prestar total atención a lo que la otra persona está expresando, sin interrumpir ni planear nuestra respuesta, desarrollamos habilidades de comunicación más efectivas. Cuando practicamos la escucha activa, la otra persona se siente realmente escuchada, lo cual disminuye su estrés o ansiedad y la predispone a tener conversaciones honestas y abiertas.
Es importante destacar que la escucha activa y el sentirse escuchado van de la mano. Al practicar la escucha activa, creamos un espacio donde la persona se siente valorada y comprendida, lo cual fortalece nuestra capacidad para ayudar de manera efectiva en el ámbito del trabajo social.
Respeto y Dignidad
El respeto y la dignidad son valores fundamentales en el trabajo social. Las personas especializadas en trabajo social deben tratar a las personas con respeto, independientemente de su origen, situación socioeconómica o circunstancias personales. Reconocer la dignidad de cada persona promueve la autonomía y su empoderamiento, facilitando así el proceso de cambio y crecimiento personal.
En el ámbito del trabajo social, la dignidad humana es fundamental. Reconocer el valor innato e inherente a cada persona, independientemente de sus circunstancias, es esencial para otorgarle el respeto que merece debido a su condición humana. La dignidad no solo se refiere a las personas, sino también a ciertas cosas o actividades que poseen cualidades humanas dignas de aprecio por sí mismas.
Es importante destacar que la dignidad se ve utilizada o menospreciada cuando una persona es utilizada por otras, instrumentalizada o menospreciada. También se pierde cuando alguien comete actos crueles o viles que van en contra de los principios básicos de la dignidad humana. La falta de reconocimiento de la dignidad intrínseca de cada ser humano puede llevar fácilmente a sentimientos de humillación.
En el trabajo social, es fundamental respetar la dignidad humana en todo momento. Esto implica tratar a todas las personas con respeto, compasión y dignidad, sin importar sus orígenes, cultura, etnia, clase social o religión. Desde el trabajo social se deben esforzar por comprender las diferencias individuales y promover la aceptación y la igualdad de oportunidades para todos.
Los servicios sociales deben asistir a quienes requieren ayuda por falta de recursos para satisfacer sus necesidades básicas. Estos servicios pueden abarcar desde aspectos sociosanitarios hasta la provisión de viviendas sociales. Su labor es esencial para garantizar un mínimo de bienestar social y dignidad. La existencia de una parte de la población que no puede acceder a estos recursos o que vive en condiciones indignas plantea serias cuestiones políticas y sociales.
Compromiso con la Justicia Social
Es un principio central en el trabajo social, que implica abogar por la igualdad de derechos, oportunidades y acceso a recursos para todas las personas y comunidades.
El trabajo social se centra en la justicia social. Esto significa luchar por los derechos humanos, la igualdad y la eliminación de la discriminación. El trabajador y trabajadora social busca comprender y abordar los problemas sociales de la comunidad, asegurando que todas las personas tengan las mismas oportunidades y acceso a los recursos necesarios para tener una vida saludable y productiva.
Debemos comprometernos activamente en la lucha contra la discriminación, la opresión y la desigualdad, trabajando hacia un mundo más equitativo y justo para todos y todas.
El trabajo social se sustenta en principios éticos fundamentales que guían su práctica profesional. Estos principios abarcan el respeto y la defensa de los derechos humanos, la honestidad, la integridad y la profesionalidad. Como trabajadores y trabajadoras sociales, nos comprometemos a promover la igualdad y la justicia, asegurando un trato justo y equitativo para todas las personas.
La ética juega un papel muy importante en este campo, orientando nuestro comportamiento y nuestras decisiones en la práctica profesional. Esto implica mantener la confidencialidad de la información del cliente, respetar los límites de nuestra profesión y evitar cualquier forma de explotación o abuso.
Un ejemplo claro de ética profesional se evidencia cuando se maneja con cuidado la información confidencial de una persona usuaria, garantizando el respeto a los derechos de privacidad del individuo y compartiendo la información únicamente con aquellas personas que tienen una necesidad legítima de conocerla.
Colaboración Interdisciplinaria
La interdisciplinariedad hoy promueve formas colaborativas, profesionales e de investigación, cambios estructurales en las instituciones científicas y universitarias y nuevas relaciones entre estas entidades, la sociedad y los sectores productivos.
En el ámbito social y educativo, la interdisciplinariedad se manifiesta mediante prácticas concretas en los centros; la visión multidimensional de los fenómenos que promueve es uno de los enfoques principales desde los que el trabajo social aborda su objeto de estudio.
Este enfoque multidimensional permite al trabajo social comprender mejor la complejidad de los problemas sociales, integrando conocimientos y perspectivas provenientes de diversas disciplinas. La colaboración interdisciplinaria facilita el diseño e implementación de estrategias más efectivas para abordar desafíos sociales y promover soluciones innovadoras y sostenibles.
Por eso, el ámbito social requiere colaboración con otros perfiles profesionales, debemos trabajar eficazmente en equipos interdisciplinarios, compartiendo información y recursos para dar la mejor atención posible a las personas con las que trabajamos.
Ser una buena persona profesional dentro del trabajo social requiere más que habilidades técnicas, implica un compromiso profundo con el bienestar de las demás personas, valores éticos sólidos y una comprensión compasiva de las experiencias humanas.
Al formarse, desarrollar y cultivar estos pilares fundamentales, los y las trabajadoras sociales pueden desempeñar un papel significativo en la promoción del cambio positivo y el empoderamiento de las personas y comunidades a las que sirven.